Este relato es cortesía de nuestra compañera de montaña y amiga Martha Gómez.
… Voy o no voy, voy o no voy… ¿Pero qué pasa si me desespero al sentirme encerrada por tanto tiempo? Voy o no voy, voy o no voy. Bueno, si no voy no lo sabré…
“Si te da miedo, hazlo con miedo”.
Me apasionan las montañas, entonces por qué despreciar una parte de ellas, la interna… sin duda, la belleza de las montañas es integral, aplica esa frase de bella por fuera y por dentro.
Y así, resolviendo el dilema, me di la oportunidad de vivir una magnífica experiencia en las Grutas de Caxlampon, en Izabal. Casco, arnés, chaleco, lámpara, parte del equipo requerido para la aventura.
Empieza el camino, esta vez los senderos se combinan con un fresco manantial; el sonido del agua se mezcla con el flujo de aire que recorre la gruta, formando una melodía plácidamente relajante. Creaciones rocosas se observan, perfectamente moldeadas, algunas de ellas emiten tonadas de marimba en su propia escala musical. Se observan raíces en una pose distinta a la habitual, esta vez, colgando como lámparas en el techo, así te transportas al mundo del revés.
Esa mixtura entre misterio, magia, adrenalina, curiosidad, hace incluso que quieras recorrer más y más la cueva; el tiempo pasa a ser insuficiente, con seguridad puedo decir, que no hay espacio para aburrirse (Para los conocedores se añade, un cúmulo de material para estudio y análisis espeleológico).
No hay que dejar de dar crédito a los gruías, gran parte de la buena experiencia vivida fue gracias a ellos, ya que se requiere de elementos, capacidad y conocimientos técnicos, para poder atravesar la gruta y adentrarse lo más posible (se ha de tener en cuenta que la cueva tiene entrada y salida diferentes, sin embargo, la entrada original fue obstruida por elementos de la naturaleza, misma que continúa deshabilitada).
En las grutas hay tramos en los que se requiere el uso de cuerdas para subir o bajar algún muro natural y así poder continuar el recorrido, por lo que un error en los anclajes, uso de equipo deteriorado, puede resultar peligroso. Si quieres y las condiciones del espacio lo permiten, puedes aprovechar a darte un clavado.
Yo que en un primer momento dudé en adentrarme a las profundidades de Caxlampon, he de confesar que fui débil y quedé seducida por sus encantos. El cruce entre dos fuentes de agua una fría y una caliente, a las afueras de la gruta, permite disfrutar de un baño reparador.
Y esta vez, para cerrar con broche de oro la ruta, si en las grutas me imaginé en expedición al centro de la tierra, visitar Quiriguá, y estar en la plaza que simboliza la entrada al inframundo, fue magníficamente genial.
Si aprendiéramos a mantener los sentidos bien abiertos al lenguaje de la naturaleza, tal vez nos volveríamos humanos.
Si te quedaste con ganas de experimentar este recorrido, nosotros vamos a finales de marzo (2017). Aquí puedes ver toda la información.