En cuevas y cráteres: Xibalbá
Bajo la tierra se encuentra la cuna y tumba de todos los seres vivos, donde todo principia y termina a la vez. Es también donde habita el corazón de la Tierra. O al menos eso creían los mayas.
El inframundo maya se aleja de las ideas cristianas de infierno, para convertirse en un lugar lleno de vida a donde muchos llegan luego de morir. No es un lugar malo y tortuoso, como los cristianos europeos lo interpretaron en primera instancia, equiparándolo con su propia idea de inframundo infernal. Hay que tomar en cuenta que los conceptos de bien y mal no estaban presentes en la mentalidad mesoamericana. Sin embargo, los habitantes del inframundo maya o Xibalbá, son vistos como enemigos de la humanidad, ya que suelen traer enfermedades y muerte a los demás seres vivos. Se caracterizan por ser envidiosos, hipócritas, crueles y avaros.
Tanta maldad podría suponer que viven en un lugar oscuro e incómodo; nada más alejado de las creencias mayas. El inframundo es un lugar donde abundan las plantas y los animales, incluso tiene atardeceres y amaneceres soleados, igual que en la superficie. La vida en el Xibalbá es muy parecida a la que llevan los dioses del Cielo y los humanos en la Tierra: nacen, tienen hijos, comercian, comen, beben y mueren.
Existen diversas entidades poderosas que tienen su hogar en los recintos del inframundo. Chak Xib Chaac, es el dios creador del agua; es gracias a su aliento que las nubes suben al cielo y descienden a la tierra en forma de lluvia. Es también por él que las montañas engendran los ríos que riegan los bosques y el maíz. Sin él, la vida en ninguna de sus formas sería posible. Hun Keme y Vucub Keme[1] destacan por ser vengativos y crueles. Ambos son personajes importantes en la historia de Huhnapú e Ixbalamqué, desempeñando un rol antagónico, aunque determinante en la creación del Universo. Hun Keme y Vucub Keme son señores del Xibalbá que traen muerte y enfermedad a todos los seres vivos, formando parte del importantísimo ciclo de vida y muerte. Representado por una calavera o un cadáver en distintas etapas de descomposición, Aj Puch gobierna el nivel más profundo y horrible del inframundo, conocido como “Metnal”. Por último, Ku Och Chan es un dios con forma de dragón barbado; fue él quién por medio del baile sagrado, hizo que Hun Hunahpú, padre de los gemelos Huhnapú e Ixbalamqué, saliera del Xibalbá convertido en el dios del maíz.
Además de los dioses, se encuentran otras criaturas o dioses menores cuyas funciones son muy importantes. Algunos de ellos son encargados directos de causar males y estragos entre los habitantes terrenales. Por ejemplo, Cuchumaquic significa “reúne sangre”; Ahalpú, “hacedor de absesos” y Quicré, “dientes sangrientos”. Camazotz es el nombre del murciélago encargado de llevar la muerte. Así mismo están los mensajeros directos del Consejo del Inframundo: Zoc, el gavilán; Chabi Tukur, es un búho muy rápido; Huracan Tukur, es un búho gigante y Cakix Tukur, es un búho cuyo dorso está permanentemente ardiendo. El agua y los animales que habitan en ella, se asocian directamente al Inframundo, tales como peces o anfibios. En el caso de los anfibios, se les atribuía una doble naturaleza, ya que podían vivir tanto en la tierra como en el agua.
El inframundo es una de las tres esferas principales del Universo maya, junto a la esfera celestial y a la terrenal[2]. El camino al Xibalbá está representado por la parte oscura de la vía Láctea; mientras que un árbol llamado Yax’ché atraviesa las tres esferas, los trece niveles del cielo, el único nivel terrenal y los nueve del inframundo. El Xibalbá es incluso más antiguo que la Tierra misma, y por ende, que los hombres.
Uno de los mitos más importantes en la Cosmovisión maya, es el de los gemelos Hunahpú e Ixbalamqué[3]. La leyenda se remonta a los juegos de pelota por parte de los también gemelos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú[4]; los Señores del Xibalbá, Hun Kemé y Vucub Kemé, molestos por el sonido de los rebotes de la pelota, retaron a los gemelos a un juego adentro de las cámaras del inframundo. El desafío era todo un reto.
Para llegar al Xibalbá, era necesario primero atravesar un camino lleno de peligros mortales. La travesía iniciaba atravesando un río muy caudoloso que corría entre dos barrancos llamados Zivan Cul y Cuzivan. Los siguientes obstáculos consistían en un río que corría entre jícaros espinosos, un río de sangre y pus, otro río solo de agua, una encrucijada de cuatro colores (negro, blanco, rojo y amarillo)[5] y finalmente, la sala del Consejo de los Señores del Xibalbá donde se encontraba un banco de piedra ardiente.
El desafío para llegar al juego de pelota apenas comenzaba. Luego de atravesar los ríos y descender el camino empinado a través de la selva que lleva al Xibalbá, Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú debían atravesar las seis casas de tortura del inframundo, lugares por los que nadie podía pasar sin antes encontrar la muerte:
- Casa Tenebrosa: La oscuridad era absoluta, había que atravesar esta cámara a tientas para llegar a la siguiente.
- Casa de las Navajas: Atestada de fragmentos de obsidiana muy afilados, quien no tuviera la cautela suficiente terminaba con la piel hecha jirones.
- Casa del Fuego: Todo el lugar se encontraba en llamas.
- Casa del Frío: En esta sección del Inframundo las precipitaciones de granizo eran constantes, las bajas temperaturas eran prácticamente insoportables.
- Casa Balam: El lugar estaba lleno de Tigres, con el peligro que ello representa.
- Casa Zotz: El Zotz o Murciélago es el guardián del Xibalbá por excelencia. Esta casa era el último obstáculo para presentarse ante los Señores del Inframundo.
Luego de finalizar esta peligrosa travesía, los gemelos se enfrentaron a Hun Kemé y Vucub Kemé en el juego de pelota. Trágicamente la disputa acaba con la victoria de los Señores del Xibalbá y los gemelos son decapitados. Posteriormente, la cabeza de Hun Hunahpú fue enterrada y en su lugar nació un árbol cuyos frutos parecían cabezas humanas. Una mujer habitante del Inframundo, Ixquic, al acercarse al árbol, fue escupida por uno de los frutos, dejándola embarazada de los gemelos Héroes, Hunahpú e Ixbalamqué. Son ellos quienes logran vencer finalmente a los Señores del Inframundo. Con su victoria, se convierten en el Sol y la Luna, convirtiendo a su padre Hun Hunahpú en el dios del maíz.
Pese a que las cuevas eran las entradas más comunes al Inframundo, los mayas también reconocían la existencia de otras formas de ingresar. Una de ellas es por medio de las Ceibas, ya que sus raíces eran tan profundas que llegaban hasta el mismo Xibalbá. Los cráteres de los volcanes son otro ingreso clave, ya que el humo, el fuego y la lava están vinculados al Inframundo. Algunos volcanes cuyo cráter además se encuentra inundado, tales como el de Chicabal, representan elementos sagrados de suma importancia en el imaginario religioso maya, ya que el vínculo no solo era entre el inframundo y la tierra, sino además el cielo.
La práctica de deportes de aventura, tales como el montañismo, la espeleología y el buceo, permiten adentrarse en lugares históricamente vinculados a la cosmovisión local. La vasta mayoría de culturas alrededor del mundo desarrolló cosmovisiones basadas en los accidentes geográficos cercanos. La interrogante de la muerte y del origen del mundo, se explicó por lo regular por medio de deidades que habitaban en montañas, cuevas, bosques, lagos o ríos. Al acercarse a esos lugares, no solamente se aprecia la naturaleza, sino además la cultura y las tradiciones de quienes durante siglos los visitaron.
Por: Diego Reyes – Culiche
FUENTES
Colop, Sam (traducción al español y notas). Popol Wuj. Biblioteca Guatemala – 1. Guatemala: F&G Editores, 2da. edición, abril de 2011. 304 págs.
Obregón, Claudio, “Los misterios del Xibalbá” 2010 http://literaturaymundomaya.blogspot.com/2010/05/los-misterios-del-xibalba.html Consultado en:
Mendoza, Vicente T. “El piano o mundo inferior. Mictlán, Xibalbá, Nith y Hel.”Estudios de cultura Náhuatl 3; 1962.
“Los caminos a Xibalbá” 2011 http://guatemalainmortal.blogspot.com/2011/07/los-caminos-xibalba.html Consultado en: 09/02/2016
“Religión Maya” 2011. http://www.mayasautenticos.com/maya_religion.htm Consultado en: 09/02/2016
[1] La traducción mas apropiada sería: Uno y Siete Muerte.
[2] El Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra representan los dos ejes principales del Universo Sagrado Maya. Caculhá-Huracán, Chipi-Caculhá y Raxá-Caculhá eran quienes conformaban el Corazón del Cielo.
[3] Estos nombres podrían traducirse como Cerbatanero o Guerrero y Jaguar guardián del venado.
[4] Cerbatanero/Guerrero Uno y Cerbatanero/Guerrero Siete.
[5] Estos colores representaban los cuatro puntos cardinales. En ese sentido existe un paralelismo con la cosmovisión azteca y los cuatro Tezcatlipocas.