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marzo 19, 20151

Centroamérica es una región con una actividad volcánica difícil de encontrar en otros lugares del mundo. En tan solo 1500 kilómetros se encuentran diecisiete volcanes activos repartidos en Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Esto se debe al carácter geológico de la zona; de hecho el istmo de Panamá (como se conoce geológicamente a Centroamérica) tiene su origen en la subducción de varias placas tectónicas, principalmente con la parte occidental de la placa del Caribe. Geológicamente hablando, Centroamérica es una región muy joven; solamente han pasado tres millones de años desde su formación. Prácticamente una nada…

Tan solo a 11 kilómetros de la cabecera departamental de Quetzaltenango, se encuentra el volcán Santiaguito es uno de los tres volcanes activos en Guatemala, siendo los otros dos el de Fuego y el de Pacaya. Su formación es muy reciente, incluso en tiempo histórico. Hasta finales del siglo XIX, el volcán Santa María no había dado muchas señales de actividad. Sin embargo, en 1902 los habitantes de Quetzaltenango y de la parte norte de los costeros departamentos de Retalhuleu y Suchitepéquez comenzaron a escuchar fuertes estruendos provenientes del volcán Santa María. La actividad volcánica y sísmica incrementó causando que varias poblaciones fueran evacuadas durante ese año. Finalmente, el 25 de Octubre del mismo año fuertes explosiones sacudieron principalmente a las localidades ubicadas en la boca costa. La población del Palmar ubicada en la zona norte de Retalhuleu sufrió una destrucción total luego de las erupciones. Actualmente aún es posible distinguir algunas construcciones que resaltan en pequeños islotes sobre el río Samalá. La ceniza llegó incluso hasta el departamento de San Marcos, fronterizo con México.

Felipe Yurrita, español de nacimiento, tenía posesiones en la localidad de El Tumbador que sufrieron los estragos de las erupciones. Una de ellas era la Finca de El Ferrol, donde se encontraba con su familia en el momento de las erupciones. Cuenta la leyenda que hasta tres metros de arena se fueron acumulando; el olor a azufre y la poca visibilidad causada por la nube eruptiva eran insoportables. Incluso los animales salvajes se acercaron a buscar refugio a las casas de los trabajadores. A cambio de salvar su vida y la de sus vecinos, don Felipe prometió dar una ofrenda en honor a Nuestra Señora de las Angustias; patrona de la ciudad de Arévalo, de donde Don Felipe era originario. En 1927, en un terreno que había quedado baldío luego de los terremotos de 1917-1918, inició la construcción en ciudad de Guatemala de la capilla que había prometido. Fue hasta 1941, cinco meses antes del fallecimiento de su patrocinador, que se finalizó la ecléctica obra que hoy se conoce como Iglesia Yurrita o Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, ubicada en la zona 4 capitalina.

La fumarola que se había formado tras las explosiones iniciales fue adquiriendo un cono propio hacia 1922, producto de las constantes expulsiones de lava y ceniza. Este cono volcánico muy activo es lo que se conoce hoy como el volcán Santiaguito. Las erupciones han sido constantes, llegando en ocasiones a causar alarma entre las poblaciones circundantes por la enorme cantidad de ceniza expulsada.

El Santiaguito es un volcán tipo peleano. Esto significa que la lava que expulsa es muy viscosa, provocando que el domo sea pequeño y con pendientes muy pronunciadas. Sus 2500 msnm hacen que para los montañistas inexpertos este parezca un volcán fácil de ascender, pero no lo es. Pese a que no se puede observar desde el altiplano central guatemalteco, su vista desde la Costa Sur resulta extraordinaria, principalmente desde los departamentos de Suchitepéquez y Retalhuleu.

El ascenso al volcán es posible, aunque deben tomarse ciertas precauciones y de preferencia ir con un guía calificado. La temporada en la cual se visita el volcán es muy importante, ya que el mal clima puede traer consecuencias trágicas si no se conoce la ruta a la perfección. El acercamiento al volcán se lleva a cabo desde la población de Llanos del Pinal, cercana a Quetzaltenango.

Para iniciar se debe ascender al volcán Santa María, aunque posteriormente se procede a bordear este cono con dirección Sur hasta llegar al Mirador, desde donde se puede apreciar el complejo del Santiaguito en su totalidad (si está despejado, claro). Luego es necesario atravesar lo que se conoce como “la cicuta”; esta puede parecer eterna, debido a lo espeso y rígido de la vegetación. La altura de la mochila (y del montañista) desempeña un papel muy importante, ya que destrabarse de las ramas se vuelve desesperante (sobre todo después de la millonésima vez). Tras aproximadamente dos horas, finalmente se pasa a la siguiente etapa conocida como “la canaleta”. En esta parte, el agarre del calzado es lo que determina cuantas veces se cae uno. Su inclinación de en promedio 45°, aunado a la ceniza y al agua hacen que la pendiente de lava petrificada sea muy resbaladiza. Después de una hora de descensos y resbalones, se llega a “la Playona”. Atravesar la Playona es relativamente fácil y rápido. El posterior ascenso tampoco es muy complicado; el tipo de suelo pese a ser ligeramente resbaladizo es bastante amistoso. Luego de sudar un poco, se llega a “los Circos”. Estos no son más que antiguos cráteres extintos, ahora convertidos en planicies repletas de arena (volcánica evidentemente). Estas zonas son las mejores para acampar, ya que el desnivel es prácticamente inexistente y la comodidad de acostarse en la arena luego de una larga jornada es muy reconfortante.

La siguiente parte es un ascenso con varias inclinaciones que en ocasiones es capaz de poner nervioso al más avezado. En algunas pasos, como en la “pared de musgo” o en “la pared de Guatemala”, lo más recomendado es poner cuerdas fijas para la seguridad de cada uno. La famosa pared de Guatemala es el último obstáculo para lograr por fin la ansiada cima. No hay palabras para describir lo impresionante de esta cumbre. Por un lado se puede observar lo amplio y fértil de la Costa Sur guatemalteca, por otro se ve la ladera socavada del volcán Santa María y a tan solo doscientos metros, la magnificencia del domo activo del Santiaguito. Si el clima es apropiado, existen buenas posibilidades de observar erupciones, las cuales pueden alcanzar los 500 metros. No hay que olvidar que el retorno es igual de exigente que la ida, por lo que una buena alimentación y una buena hidratación siempre son necesarias.

Guatemala es un país con diversas formaciones volcánicas. Pese a que oficialmente se reconocen 37, se calcula que existen más de 200. La calidad montañosa del país hace que este sea un lugar ideal para la práctica del montañismo y de otros deportes de aventura. El montañismo como disciplina brinda no solo la oportunidad de disfrutar de paisajes impresionantes, sino también de experimentar situaciones tanto extremas y muy agitadas, como tranquilas y relajantes.

Elaborado por Diego Reyes, 18/mar/2015


Fuentes: SINGER, Brad S, et al. Lying in wait: “Evolution of Dacite at Volcan Santa Maria, Guatemala”. En: Geological Society of America Abstracts with Programs. 2009

MORALES, Frieda. “Iglesia católica nuestra Señora de las Angustias”. Programa Barrio Querido, Municipalidad de Guatemala.

TOCAYO

Un comentario

  • Estuardo Aguirre

    julio 2, 2016 en 11:32 pm

    Excelente nota!

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