Muy cerca de la ciudad de Guatemala hay un volcán muy conocido y visitado, tanto por capitalinos como por los turistas extranjeros, que desean practicar ya sea montañismo, senderismo o eco-turismo. En repetidas ocasiones nos ha sorprendido a todos con sus impresionantes erupciones; incluso hizo que los capitalinos sacáramos las palas para limpiar la arena que convirtió a la ciudad en una playa enorme sin mar.
La erupción del Pacaya del 2010 fue la responsable de cubrir la ciudad de ceniza y arena. Y es que este volcán ha hecho erupción por lo menos 23 veces desde que los españoles comenzaron a registrarlas; las más fuertes a partir de 1963.
Los volcanes surgen por lo general debido al choque de las placas tectónicas que se encuentran en movimiento sobre el manto terrestre. Este movimiento tectónico también es el responsable de los terremotos y de la formación de las cadenas montañosas en general.
El volcán Pacaya es uno de los 3 volcanes activos que posee Guatemala. Su formación data de hace aproximadamente 23,000 años, en los márgenes de la caldera volcánica de Amatitlán, lo que ahora es la laguna de Calderas. A lo largo de la historia geológica, el cono activo ha ido mudándose, originando en el proceso diferentes conos extintos.
El actual cono activo se formó en 1961, dando lugar a una erupción muy violenta, tras un periodo de inactividad de casi un siglo. El Pacaya moderno es un cono de escoria; es decir que el cono esta formado fundamentalmente por los restos del material expulsado en las erupciones.
El visitante promedio del Pacaya únicamente llega hasta la meseta que se forma entre el cono activo, llamado McKenny, y otro cono extinto, que se conoce como cerro Chico. También está el cerro Chino, de fácil acceso y es el lugar ideal para apreciar el McKenny y los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango en todo su esplendor.
Sin embargo, el Pacaya tiene mucho más que ofrecer. Durante el amanecer, se pueden apreciar vistas sin comparación: Desde lava en lo profundo del cráter, lo cual solo se puede apreciar desde la cumbre, los restos del gran derrumbe de hace 1100 años que aún se encuentran hacia el sur, hasta los numerosos volcanes dispersos en la región; todo esto garantiza una experiencia muy intensa.
La aventura no termina ahí; aún se pueden explorar los demás conos activos, los cuales abundan en flora y fauna. Muy pocas personas se aventuran en la Historia geológica del complejo volcánico, lo que asegura senderos y caminos muy poco recorridos.
El cerro Grande, es de hecho más alto que el McKenny, lo que otorga una vista distinta a las que ya estamos acostumbrados. El Cerro Negro es un ambiente de fantasía. Años y años de erupciones han quemado los árboles, dándoles una tonalidad oscura, lo que convierte a esta parte del bosque en algo que fácilmente pudo haber salido de la imaginación de J.R.R Tolkien.
Las cinco cumbres del Pacaya prometen un recorrido a lo largo de la Historia geológica de nuestro planeta mientras se vive una gran aventura. Para disfrutarlo no se necesita ser un súper montañista o tener mucha experiencia, con ganas de apreciar la naturaleza y caminar un poco es más que suficiente.
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